Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
35Cuando se acercaba a
Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna. 36Al
oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; 37y
le informaron: «Pasa Jesús el Nazareno». 38Entonces
empezó a gritar: «¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!». 39Los
que iban delante lo regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte:
«¡Hijo de David, ten compasión de mí!». 40Jesús
se paró y mandó que se lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le preguntó: 41«¿Qué
quieres que haga por ti?». Él dijo: «Señor, que recobre la vista». 42Jesús
le dijo: «Recobra la vista, tu fe te ha salvado». 43Y
enseguida recobró la vista y lo seguía, glorificando a Dios. Y todo el pueblo,
al ver esto, alabó a Dios.
Celebramos el Lunes de la Trigésima Tercera Semana del Tiempo Ordinario.
“Dios nos ama” es el clamor fundamental que recorre desde el origen hasta el final del Cristianismo, y que reivindica su gran aportación en la vida de cada persona.
En el Evangelio de este Lunes de la Trigésima Tercera Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Lucas (Lc 18,35-43).
Jesús se acerca a Jericó y había un ciego sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Ante la insistencia del ciego y el los gritos pidiendo compasión, Jesús se detiene, le llama, le pregunta qué quiere.
El ciego quiere ver, y el Maestro accede enseguida. Y, curado de su ceguera, se convierte en seguidor de Jesús. Y todos alaban a Dios por lo sucedido.
Pidamos a Dios que nos ayude a crecer en la fe, en la esperanza y en la caridad.
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