Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
En aquel tiempo, subió Jesús a una barca, cruzó a la otra orilla y fue a
su ciudad. Le presentaron un paralítico, acostado en una camilla.
Viendo la fe que tenían, dijo al paralítico:
«¡Ánimo, hijo!, tus pecados están perdonados.»
Algunos de los escribas se dijeron: «Éste
blasfema.»
Jesús, sabiendo lo que pensaban, les dijo: «¿Por
qué pensáis mal? ¿Qué es más fácil decir: “Tus pecados están perdonados”, o
decir: “Levántate y anda”? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene
potestad en la tierra para perdonar pecados –dijo dirigiéndose al paralítico–:
Ponte en pie, coge tu camilla y vete a tu casa.»
Se puso en pie, y se fue a su casa. Al ver esto,
la gente quedó sobrecogida y alababa a Dios, que da a los hombres tal
potestad.
Celebramos el Jueves de la Décima Tercera Semana del Tiempo Ordinario. Y la Iglesia celebra a los santos protomártires de Roma.
No olvides que hoy es una oportunidad que Dios te presenta para hacer el bien y que la omisión es uno de los males mayores que tu conciencia deberá soportar al paso de los años. Descubre que una palabra oportuna, una sonrisa a tiempo, una rectificación fraterna y una vida cimentada en la justicia y la verdad, son los mayores dones para una vida satisfecha y la mejor ofrenda al Padre eterno.
En el Evangelio de este Jueves de la Décima Tercera Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Mateo (Mt 9,1-8).
Jesús sube a una barca y fue a su ciudad. Le presentan a un paralítico para que realice con él una intervención sanadora. Y Jesús empieza por perdonar sus pecados. La curación física es sólo una señal de la sanación espiritual y la propuesta de la renovación del mundo que Jesús trae.
Supliquemos a Dios una sanación profunda para cada uno de nosotros, y fuerza para ser testigos de Jesucristo en nuestros ambientes. Amén.
LA IMPORTANCIA DE LA PALABRA DE DIOS.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
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