Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
11Poco
tiempo después iba camino de una ciudad llamada Naín, y caminaban con él sus
discípulos y mucho gentío. 12Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, resultó que
sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un
gentío considerable de la ciudad la acompañaba. 13Al verla
el Señor, se compadeció de ella y le dijo: «No llores». 14Y acercándose
al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo: «¡Muchacho, a ti te
lo digo, levántate!». 15El muerto se incorporó y empezó a hablar, y se lo entregó a
su madre. 16Todos, sobrecogidos de temor, daban gloria a Dios diciendo:
«Un gran Profeta ha surgido entre nosotros», y «Dios ha visitado a su
pueblo». 17Este hecho se divulgó por toda Judea y por toda la comarca
circundante.
Celebramos el Martes de la Vigésimo Cuarta Semana del Tiempo Ordinario.
La fe es un acto libre y una opción que abarca todos los aspectos de nuestra existencia: voluntad, inteligencia y afectividad. Por la fe, el hombre le ofrece a Dios “el homenaje total de su entendimiento y voluntad”.
En el Evangelio de este Martes de la XXIV del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Lucas (Lc 7,11-17).
Jesús se conmueve por una madre viuda que ha perdido a su hijo único, la viuda de Naím. Y todos glorificaban a Dios, diciendo: “Un gran profeta se ha levantado entre nosotros”, y “Dios ha visitado a su pueblo”.
La señal de Jesús, resucitando al joven de Naín, tiene su significado: Su Palabra comunica vida y capacita al muerto dándole movimiento y palabra, señales de la visita de Dios a su pueblo, que se cree abandonado a su suerte.
Pidamos al Espíritu Santo que nos ayude a cumplir la voluntad de Dios y a ser verdaderos testigos de la fe en nuestros ambientes. Amén.
ESPECIAL: FIRMES Y SEGUROS EN JESUCRISTO.
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