Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
4Habiéndose reunido una gran muchedumbre y gente que salía de
toda la ciudad, dijo en parábola: 5«Salió el sembrador a sembrar su semilla. Al sembrarla, algo
cayó al borde del camino, lo pisaron, y los pájaros del cielo se lo
comieron. 6Otra parte cayó en terreno pedregoso, y, después de brotar,
se secó por falta de humedad. 7Otra parte cayó entre abrojos, y los abrojos, creciendo al
mismo tiempo, la ahogaron. 8Y otra parte cayó en tierra buena, y, después de brotar, dio
fruto al ciento por uno». Dicho esto, exclamó: «El que tenga oídos para oír,
que oiga». 9Entonces le preguntaron los discípulos qué significaba esa
parábola. 10Él dijo: «A vosotros se os ha otorgado conocer los misterios
del reino de Dios; pero a los demás, en parábolas, para que viendo no vean y oyendo
no entiendan. 11El sentido de la parábola es este: la semilla es la palabra de
Dios. 12Los del borde del camino son los que escuchan, pero luego viene
el diablo y se lleva la palabra de sus corazones, para que no crean y se
salven. 13Los del terreno pedregoso son los que, al oír, reciben la
palabra con alegría, pero no tienen raíz; son los que por algún tiempo creen,
pero en el momento de la prueba fallan. 14Lo que cayó entre abrojos son los que han oído, pero, dejándose
llevar por los afanes, riquezas y placeres de la vida, se quedan sofocados y no
llegan a dar fruto maduro. 15Lo de la tierra buena son los que escuchan la palabra con un
corazón noble y generoso, la guardan y dan fruto con perseverancia.
Celebramos el Sábado de la Vigésimo Cuarta Semana del Tiempo Ordinario.
Una mujer creyente le decía continuamente a su hijo: “No basta que vayas a la Iglesia, sino que la Iglesia entre en ti”.
¡Por favor, que la Iglesia entre en ti y puedas vivir el Evangelio en toda su densidad, anunciando a Jesús fundamentalmente con tu vida y con tus obras.
En el Evangelio de este Sábado de la XXIV del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Lucas (Lc 8,4-15).
Jesús se dirige a la gente congregada y les enseña en parábolas. Probablemente la parábola del sembrador es la más conocida de Jesús. En ella Jesús acentúa que hay un dinamismo entre la llamada y la respuesta. La semilla es la Palabra de Dios y espera del oyente una respuesta.
Lo ideal sería la actitud de la “buena tierra”, es decir, aquella actitud de quien “después de haber oído, conservan la Palabra con corazón bueno y recto, y dan fruto con perseverancia”. Pero hay otras actitudes: la “del borde del camino”, es decir, aquella actitud de quien “escucha, pero luego viene el diablo y se lleva la palabra de sus corazones” al instante; la del “terreno pedregoso”, es decir, aquella actitud de quien “al escucharla, recibe la palabra con alegría, pero en el momento de la prueba fallan; la de “las zarzas”, es decir, aquella actitud de quien escucha, pero los afanes de la vida, las riquezas y los placeres, la ahogan y no maduran.
Oramos al Espíritu Santo para que nos conceda ser "buena tierra" y dar frutos que siempre permanezcan, frutos de amor. Amén”.
ESPECIAL: FIRMES Y SEGUROS EN JESUCRISTO.
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