Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
21Acercándose
Pedro a Jesús le preguntó: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces
tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?». 22Jesús
le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces
siete. 23Por
esto, se parece el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas
con sus criados. 24Al
empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. 25Como
no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus
hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. 26El
criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: “Ten paciencia conmigo y
te lo pagaré todo”. 27Se
compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la
deuda. 28Pero
al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien
denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba diciendo: “Págame lo que me debes”. 29El
compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo: “Ten paciencia conmigo y
te lo pagaré”. 30Pero
él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. 31Sus
compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su
señor todo lo sucedido. 32Entonces
el señor lo llamó y le dijo: “¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné
porque me lo rogaste. 33¿No
debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de
ti?”. 34Y
el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la
deuda. 35Lo
mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón
a su hermano».
Celebramos el Domingo de la Vigésimo Cuarta Semana del Tiempo Ordinario.
Dios ha salido a nuestro encuentro y nos ama con criterios de compasión y misericordia, atrayéndonos desde Jesucristo con “correas de amor”.
En el Evangelio de este XXIV Domingo del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de san Mateo (Mt 18,21-35).
Los que siguen a Jesucristo tienen que perdonar siempre. En la comunidad de Jesús el perdón ‘no tiene límites.
Perdonar es difícil, y más difícil aún es perdonar siempre. Jesús, en esta parábola que vamos a escuchar, nos enseña que Dios, nuestro Padre, nos perdona siempre; por eso tenemos que perdonar de corazón a nuestros hermanos.
Pidamos a Dios que nos conceda el don del perdón, la misericordia y la comprensión para con los demás. Pidamos por los emigrantes y refugiados en el mundo. Amén
ESPECIAL: FIRMES Y SEGUROS EN JESUCRISTO.
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