Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
71Cuando terminó de exponer todas sus
enseñanzas al pueblo, entró en Cafarnaún. 2Un centurión tenía enfermo, a punto de morir,
a un criado a quien estimaba mucho. 3Al oír hablar de Jesús, el centurión le envió unos ancianos
de los judíos, rogándole que viniese a curar a su criado. 4Ellos, presentándose a Jesús, le rogaban
encarecidamente: «Merece que se lo concedas, 5porque tiene afecto a nuestra gente y
nos ha construido la sinagoga». 6Jesús se puso en camino con ellos. No estaba lejos de la
casa, cuando el centurión le envió unos amigos a decirle: «Señor, no te
molestes, porque no soy digno de que entres bajo mi techo; 7por eso tampoco me creí digno de venir a
ti personalmente. Dilo de palabra y mi criado quedará sano. 8Porque también yo soy un hombre sometido
a una autoridad y con soldados a mis órdenes; y le digo a uno: “Ve”, y va; al
otro: “Ven”, y viene; y a mi criado: “Haz esto”, y lo hace». 9Al oír esto, Jesús se admiró de él y,
volviéndose a la gente que lo seguía, dijo: «Os digo que ni en Israel he
encontrado tanta fe». 10Y al volver a casa, los enviados encontraron al siervo sano.
Celebramos el Lunes de la Vigésimo Cuarta Semana del Tiempo Ordinario.
Hoy la Iglesia celebra la fiesta del Dulce nombre de María.
La fiesta hace referencia a los ocho días después del nacimiento de la Virgen, en el cual sus padres le impusieron el Nombre.
Se autorizó la celebración de esta fiesta por primera vez en 1513, en la ciudad española de Cuenca; desde ahí se extendió por toda España y en 1683, el Papa Inocencio XI la admitió en la iglesia de occidente como una acción de gracias por el levantamiento del sitio a Viena y la derrota de los turcos por las fuerzas de Juan Sobieski, rey de Polonia.
En el Evangelio de este Lunes de la XXIV del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Lucas (Lc 7,1-10).
Jesús cura al siervo de un oficial extranjero, y alaba su fe: “Os digo que ni en Israel he encontrado una fe tan grande”.
La fe del centurión está basada en la confianza profunda en Jesús y en la humildad.
Pidamos a Dios que nos enseñe a aprender a amar y ser humildes, con una apertura incondicional al Dios compasivo que nos atrae hacia él con correas de amor. Amén.
LA IMPORTANCIA DE LA PALABRA DE DIOS.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
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