Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
25Mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: 26«Si alguno viene a mí y
no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y
a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. 27Quien no carga con su
cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío. 28Así, ¿quién de
vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los
gastos, a ver si tiene para terminarla? 29No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se
pongan a burlarse de él los que miran, 30diciendo: “Este hombre empezó a construir y no pudo
acabar”. 31¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta
primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo
ataca con veinte mil? 32Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para
pedir condiciones de paz. 33Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos
sus bienes no puede ser discípulo mío.
Celebramos el Domingo de la Vigésimo Tercera Semana del Tiempo Ordinario.
“La Iglesia, desde la tradición apostólica que tiene su origen en el mismo día de la resurrección de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que se llama con razón “día del Señor" o domingo. Vivamos con intensidad el Día del Señor.
En el Evangelio de este Domingo de la XXIII Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Lucas (Lc 14,25-33).
Jesús invita a sus discípulos a no poner en absoluto a nada ni a nadie que no sea él mismo. Posponer a los padres y a la familia, a los hermanos y hermanas, y a los bienes no significa un rechazo frontal.
Jesús nos invita a coger la cruz de cada día y seguirle. Ahí radica la sabiduría de la cruz y la esencia misma del Evangelio.
Señor. Enséñanos a mirar al cielo. Enséñanos a gustar las cosas de arriba. Enséñanos a guardar tus palabras. Enséñanos anunciar tu mensaje. Enséñanos a purificar nuestro interior y a honrarte con nuestro corazón. Enséñanos a sentir tu presencia viva... Amén.
LA IMPORTANCIA DE LA PALABRA DE DIOS.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
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