Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
251Entonces se parecerá el reino de los cielos a diez vírgenes
que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo. 2Cinco de ellas eran necias y cinco eran
prudentes. 3Las necias, al tomar las lámparas, no se
proveyeron de aceite; 4en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con
las lámparas. 5El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se
durmieron. 6A medianoche se oyó una voz: “¡Que llega
el esposo, salid a su encuentro!”. 7Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron
a preparar sus lámparas. 8Y las necias dijeron a las prudentes: “Dadnos de vuestro
aceite, que se nos apagan las lámparas”. 9Pero las prudentes contestaron: “Por si
acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda
y os lo compréis”. 10Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban
preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. 11Más tarde llegaron también las otras
vírgenes, diciendo: “Señor, señor, ábrenos”. 12Pero él respondió: “En verdad os digo
que no os conozco”. 13Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».
Celebramos el Viernes de la Vigésimo Primera Semana del Tiempo Ordinario.
Resuena en nuestro corazón estas palabras alentadoras de Jesucristo: “Acercaos a mí los que estáis rendidos y abrumados, que yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy sencillo y humilde” (Mt 11,28-29).
En el Evangelio de este Viernes de la XXI Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Mateo (Mt 25,1-13).
Jesús anuncia el Reino de los cielos por medio de parábolas, y en esta ocasión lo hace con la parábola de las diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo.
Cinco eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite. Las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.
Las sensatas entraron al banquete de bodas, porque sin saber el día ni la hora estaban preparadas en la larga espera.
Concédenos, Señor, el don de la fe, de la esperanza y de la caridad. Amén.
LA IMPORTANCIA DE LA PALABRA DE DIOS.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
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