Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
25En esto se levantó un maestro de la ley y le preguntó para
ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida
eterna?». 26Él le dijo: «¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?». 27Él respondió: «Amarás
al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza
y con toda tu mente. Y a tu prójimo como a ti mismo». 28Él le dijo: «Has
respondido correctamente. Haz esto y tendrás la vida». 29Pero el maestro de la
ley, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «¿Y quién es mi prójimo?». 30Respondió Jesús
diciendo: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos
bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo
medio muerto. 31Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al
verlo, dio un rodeo y pasó de largo. 32Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio
un rodeo y pasó de largo. 33Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba él y,
al verlo, se compadeció, 34y acercándose, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino,
y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. 35Al día siguiente,
sacando dos denarios, se los dio al posadero y le dijo: “Cuida de él, y lo que
gastes de más yo te lo pagaré cuando vuelva”. 36¿Cuál de estos tres te parece que ha sido prójimo del que cayó
en manos de los bandidos?». 37Él dijo: «El que practicó la misericordia con él». Jesús le
dijo: «Anda y haz tú lo mismo».
Celebramos el Domingo de la Décimo Quinta Semana del Tiempo Ordinario .
El Cardenal Suenens afirmaba: “¡Felices los que tienen la audacia de soñar y están dispuestos a pagar el precio necesario para que su sueño tome cuerpo en la historia de los hombres!”
En el Evangelio de este Domingo de la Décimo Quinta Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Lucas (Lc 10,25-37).
Ante la pregunta de un maestro de la Ley de quién es nuestro prójimo, Jesús recuerda, con la parábola del buen samaritano, que el amor debe ser auténtico y sin exclusiones, más allá del formalismo y de la pureza religiosa.
Toda nuestra vida debe de estar transitada por el amor a Dios y el amor a nuestro prójimo con misericordia y compasión.
¡Envíanos Señor, tu Espíritu para que cimentemos nuestra vida desde la humildad, la sinceridad, la autenticidad, la misericordia y el amor!
LA IMPORTANCIA DE LA PALABRA DE DIOS.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
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