Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
211Después
de esto Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de
Tiberíades. Y se apareció de esta manera: 2Estaban juntos Simón
Pedro, Tomás, apodado el Mellizo; Natanael, el de Caná de Galilea; los Zebedeos
y otros dos discípulos suyos. 3Simón
Pedro les dice: «Me voy a pescar». Ellos contestan: «Vamos también nosotros
contigo». Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. 4Estaba ya
amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no
sabían que era Jesús. 5Jesús
les dice: «Muchachos, ¿tenéis pescado?». Ellos contestaron: «No». 6Él les dice: «Echad
la red a la derecha de la barca y encontraréis». La echaron, y no podían
sacarla, por la multitud de peces. 7Y
aquel discípulo a quien Jesús amaba le dice a Pedro: «Es el Señor». Al oír que
era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al
agua. 8Los
demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que
unos doscientos codos, remolcando la red con los peces. 9Al saltar a tierra,
ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. 10Jesús les dice:
«Traed de los peces que acabáis de coger». 11Simón Pedro subió a
la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento
cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red. 12Jesús les dice:
«Vamos, almorzad». Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién
era, porque sabían bien que era el Señor. 13Jesús se acerca, toma
el pan y se lo da, y lo mismo el pescado. 14Esta fue la tercera
vez que Jesús se apareció a los discípulos después de resucitar de entre los
muertos.
Celebramos el Viernes de la Octava de Pascua.
San Basilio de Seleucida, en el siglo V, decía que “Cristo con su resurrección de entre los muertos ha hecho de la vida de los hombres una fiesta. Los ha colmado de gozo al hacerles vivir no ya un vida terrestre sino una vida celestial”.
En el Evangelio de este Viernes de la Octava de Pascua leemos el Evangelio de San Juan (Jn 21,1-14).
Jesús resucitado se manifiesta vivo a sus apóstoles a orillas del lago de Tiberíades.
Jesús resucitado les invita a no tener miedo y a superar la duda, porque comparte su presencia y come con ellos.
Los discípulos forman una comunidad abierta a la humanidad entera.
La pesca es figura de la misión, la universalidad de la misión. Una misión especial que se le encomienda a Pedro, el de las tres negaciones: será por fin capaz de hacerse siervo hasta la entrega total de sí mismo.
Pongamos toda nuestra confianza en el Señor Jesús, nuestro Pastor, que nos acompaña siempre y se compadece de cada uno de nosotros.
Pongamos toda nuestra confianza en el Señor Jesús que nos libera de nuestros miedos y nos invita a superar todas nuestras dudas. Amén.
LA IMPORTANCIA DE LA PALABRA DE DIOS.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
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