Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
101Y
desde allí se marchó a Judea y a Transjordania; otra vez se le fue reuniendo
gente por el camino y según su costumbre les enseñaba. 2Acercándose unos
fariseos, le preguntaban para ponerlo a prueba: «¿Le es lícito al hombre
repudiar a su mujer?». 3Él
les replicó: «¿Qué os ha mandado Moisés?». 4Contestaron: «Moisés
permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla». 5Jesús les dijo: «Por
la dureza de vuestro corazón dejó escrito Moisés este precepto. 6Pero al principio de
la creación Dios los creó hombre y mujer. 7Por eso dejará el
hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer 8y serán los dos una
sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. 9Pues lo que Dios ha
unido, que no lo separe el hombre». 10En casa, los
discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. 11Él les dijo: «Si uno
repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. 12Y si ella repudia a
su marido y se casa con otro, comete adulterio»
Celebramos el VII Viernes del Tiempo Ordinario.
El cristiano no elimina nada de cuanto bello, bueno y verdadero hay en cualquier persona o cultura. En cada persona y cultura debe encontrar “semillas de eternidad” y “señal del Eterno”, que desde Jesucristo le manifiesta el don maravilloso de la salvación.
En el Evangelio de este VII Viernes del Tiempo Ordinario, leemos el Evangelio de San Marcos (Mc 10,1-12).
Los fariseos quieren comprometer a Jesús con una pregunta sobre el divorcio. Y Jesús recuerda que en la nueva perspectiva del Reino de Dios, el matrimonio recupera su verdadero sentido: el matrimonio es una unión total y definitiva en clima de amor e indisolubilidad.
Recemos al Padre con la confianza de María y pedimos insistentemente por todos los matrimonios y todas las familias. Amén.
LA IMPORTANCIA DE LA PALABRA DE DIOS.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
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