Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
22Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al
verlo, se echó a sus pies, 23rogándole con insistencia: «Mi niña está en las últimas; ven,
impón las manos sobre ella, para que se cure y viva». 24Se fue con él y lo seguía mucha gente que lo apretujaba. 25Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce
años. 26Había sufrido mucho a manos de los médicos y se había gastado
en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. 27Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la
gente, le tocó el manto, 28pensando: «Con solo tocarle el manto curaré». 29Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó
que su cuerpo estaba curado. 30Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió
enseguida, en medio de la gente y preguntaba: «¿Quién me ha tocado el manto?». 31Los discípulos le contestaban: «Ves cómo te apretuja la gente
y preguntas: “¿Quién me ha tocado?”». 32Él seguía mirando alrededor, para ver a la que había hecho
esto. 33La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo
que le había ocurrido, se le echó a los pies y le confesó toda la verdad. 34Él le dice: «Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda
curada de tu enfermedad». 35Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de
la sinagoga para decirle: «Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al
maestro?». 36Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la
sinagoga: «No temas; basta que tengas fe». 37No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago
y Juan, el hermano de Santiago. 38Llegan a casa del jefe de la sinagoga y encuentra el alboroto
de los que lloraban y se lamentaban a gritos 39y después de entrar les dijo: «¿Qué estrépito y qué lloros
son estos? La niña no está muerta; está dormida». 40Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el
padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, 41la cogió de la mano y le dijo: Talitha qumi (que significa:
«Contigo hablo, niña, levántate»). 42La niña se levantó inmediatamente y echó a andar; tenía doce
años. Y quedaron fuera de sí llenos de estupor. 43Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran
de comer a la niña.
Celebramos en este Martes de la Cuarta Semana del Tiempo Ordinario.
Marco Aurelio dijo que "de las cosas que tienes, escoge las mejores y después medita cuán apasionadamente las hubieras buscado si no las tuvieras”.
¡Cuántas veces las cosas nos anclan en la "cultura del tener" y nos hacen insolidarios con "la cultura del ser" y resuenan en nosotros aquellas palabras mágicas de Jesús atentando contra nuestros apegos: "Ningún siervo puede servir a dos amos: porque o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero" (Lc 16,13)!
En el Evangelio de este Martes de la Cuarta Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio según San Marcos (Mc 5,21-43).
Jesús volvió del otro lado del mar, de la región de los gerasenos, y allí realizará dos milagros: la curación de la hemorroisa, que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, y la resurrección de la hija de Jairo, uno de los jefes de la sinagoga.
Jairo confía en Jesús y acude a que cure a su hija. La hemorroisa confía en que curaría con solo tocar su manto. Ambos reciben lo que piden por la fe que tienen en Jesús y por su confianza.
Pidamos por los pobres y desheredados de la tierra. Amén.
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