INTRODUCCIÓN AL BLOG
Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
181Les decía una parábola para enseñarles
que es necesario orar siempre, sin desfallecer. 2«Había un juez en una ciudad que ni
temía a Dios ni le importaban los hombres. 3En aquella ciudad había una viuda que
solía ir a decirle: “Hazme justicia frente a mi adversario”. 4Por algún tiempo se estuvo negando, pero
después se dijo a sí mismo: “Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, 5como esta viuda me está molestando, le
voy a hacer justicia, no sea que siga viniendo a cada momento a importunarme”». 6Y el Señor añadió: «Fijaos en lo que
dice el juez injusto; 7pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante
él día y noche?; ¿o les dará largas? 8Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga
el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?».
Celebramos el Sábado de la Trigésima Segunda Semana del Tiempo Ordinario.
El Sábado lo dedica la Iglesia especialmente a la Virgen María. Ella es la "perfecta seguidora de Cristo", que dando un sí al proyecto de salvación, avanza en su peregrinación de fe, escuchando y guardando la Palabra de Dios, manteniéndose unida a su Hijo hasta la cruz. Jesús enseña a María, su madre, la plena revelación de la identidad de Dios Padre, misericordioso y compasivo, liberador y redentor.
En el Evangelio de este Sábado de la XXXII Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Lucas (Lc 18,1-8).
Jesús les insiste a los discípulos la necesidad de orar con perseverancia y con insistencia. Y les presenta la actitud perseverante de la viuda que hace cambiar el comportamiento del juez.
Señor. Enséñanos a mirar al cielo. Enséñanos a gustar las cosas de arriba. Enséñanos a guardar tus palabras. Enséñanos a no vivir cruzados de brazos. Enséñanos a rastrear tu presencia. Enséñanos a escuchar a tu Espíritu. Enséñanos a recorrer tus caminos. Amén.
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