Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
25En aquel momento tomó la palabra Jesús y dijo: «Te doy
gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas
cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. 26Sí, Padre, así te ha parecido bien. 27Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al
Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el
Hijo se lo quiera revelar. 28Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os
aliviaré. 29Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso
y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. 30Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
Celebramos el Viernes de la Vigésimo Octava Semana del Tiempo Ordinario y la Iglesia celebra la memoria de Santa Teresa de Jesús.
Nace Teresa en Ávila el 28 de marzo de 1515. A los cuarenta y cinco años, para responder a las gracias extraordinarias del Señor, emprende una nueva vida cuya máxima será: «O sufrir o morir». Con san Juan de la Cruz, introdujo la gran reforma carmelitana.
Sus escritos son un modelo seguro en los caminos de la plegaria y de la perfección. Murió en Alba de Tormes, al anochecer del 4 de octubre de 1582.
San Pablo VI la declaró doctora de la Iglesia el 27 de septiembre de 1970.
En el Evangelio de este Viernes de la XXVIII Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Mateo (Mt 11,25-30).
Jesús posee una íntima relación con Dios Padre.
Esta relación es un profundo misterio que vertebra toda su vida y su misión. Y toda su predicación y su anuncio del Reino de Dios será accesible a las personas sencillas, totalmente confiadas a Dios y abiertas a una auténtica relación filial con el Padre.
Desde la confianza profunda en Dios, usemos la oración para suplicar que se haga la voluntad de Dios en nosotros y en el mundo entero. Amén.
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