INTRODUCCIÓN AL BLOG
Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
7Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. 8Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad
demonios. Gratis habéis recibido, dad gratis. 9No os procuréis en la faja oro, plata ni cobre; 10ni tampoco alforja para el camino, ni dos túnicas, ni
sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. 11Cuando entréis en una ciudad o aldea, averiguad quién hay
allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. 12Al entrar en una casa, saludadla con la paz; 13si la casa se lo merece, vuestra paz vendrá a ella. Si no se
lo merece, la paz volverá a vosotros. 14Si alguno no os recibe o no escucha vuestras palabras, al salir de su casa
o de la ciudad, sacudid el polvo de los pies. 15En verdad os digo que el día del juicio les será más
llevadero a Sodoma y Gomorra, que a aquella ciudad.
Celebramos el Jueves de la Décimo Cuarta Semana del Tiempo Ordinario.
No olvides que hoy puedes utilizar tu libertad para hacer el bien y encuentra en Jesucristo respuesta a los problemas de tu vida, de tus miedos y desesperanzas.
En el Evangelio de este Jueves de la Décimo Cuarta Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Mateo (Mt 10,7-15).
Jesús encarga a sus discípulos la primera misión, continuación de la propia: proclamar la llegada del Reino de los Cielos, realizando gestos de bondad ya iniciados por él a favor de la gente. Tienen que ir a distribuir gratuitamente lo que ellos han recibido como don gratuito.
Oramos al Espíritu Santo para que nos conceda sus siete dones y podamos crecer en la fe, en la esperanza y en la caridad con esta preciosa oración del Cardenal Verdier: “Oh Espíritu Santo, Amor del Padre, y del Hijo, inspírame siempre lo que debo pensar, lo que debo decir, cómo debo decirlo, lo que debo callar, cómo debo actuar, lo que debo hacer, para gloria de Dios, bien de las almas y mi propia Santificación...Amén”.
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