Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
12Se levantó, cogió inmediatamente la camilla y salió a la
vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo: «Nunca
hemos visto una cosa igual». 13Salió de nuevo a la orilla del mar; toda la gente acudía a él y
les enseñaba. 14Al pasar vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los
impuestos, y le dice: «Sígueme». Se levantó y lo siguió. 15Sucedió que, mientras
estaba él sentado a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores se
sentaban con Jesús y sus discípulos, pues eran ya muchos los que lo
seguían. 16Los escribas de los fariseos, al ver que comía con pecadores y
publicanos, decían a sus discípulos: «¿Por qué come con publicanos y
pecadores?». 17Jesús lo oyó y les dijo: «No necesitan médico los sanos, sino
los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores».
Celebramos el Sábado de la Primera Semana del Tiempo Ordinario.
La salvación es un regalo de Dios que no se consigue por méritos propios.
La salvación nos la ha merecido Jesús de Nazaret, muerto y resucitado.
Su vida, muerte y resurrección nos revela cuánto nos ama Dios.
En el Evangelio de este Sábado de la Primera Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio según San Marcos (Mc 2,13-17).
Jesús no excluye a nadie de su proyecto de salvación e invita a seguirle. En definitiva, no hay excluidos del Reino de Dios. La única condición es la fe, la adhesión a su persona sin condiciones.
Jesús escoge para ser discípulo a Leví, el de Alfeo, "sentado en el despacho de impuestos", que pertenecía a los “recaudadores de impuestos”, un grupo detestado por los judíos. Y Leví responde incondicionalmente a la llamada.
Frente a aquellos que se escandalizan porque “come con publicanos y pecadores”, Jesús les recuerda, "no necesitan de médico los que están fuertes, sino los que están mal; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores".
Pidamos a Dios que nos conceda la gracia de seguirle y trabajar por el Reino de Dios. Amén.
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