INTRODUCCIÓN AL BLOG
Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
En aquel tiempo, Jesús llegó al templo y,
mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del
pueblo para preguntarle:
«¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha
dado semejante autoridad?».
Jesús les replicó:
«Os voy a hacer yo también una pregunta; si me
la contestáis, os diré yo también con qué autoridad hago esto. El bautismo de
Juan ¿de dónde venía, del cielo o de los hombres?».
Ellos se pusieron a deliberar:
«Si decimos “del cielo”, nos dirá: “¿Por qué no
le habéis creído?”. Si le decimos “de los hombres”, tememos a la gente; porque
todos tienen a Juan por profeta».
Y respondieron a Jesús:
«No sabemos».
Él, por su parte, les dijo:
«Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago
esto».
Celebramos el Lunes de la Tercera Semana de Adviento.
Hoy la Iglesia celebra la memoria de San Juan de la Cruz, Doctor de la Iglesia y místico que nos enseña el método para llegar a la santidad y al encuentro con Dios. Algunos de sus libros más famosos son “La subida del Monte Carmelo” y “La noche oscura del alma”. Murió con apenas 49 años el 14 de Diciembre del año 1591.
En el Evangelio de este lunes de la Tercera Semana de Adviento leemos el Evangelio de San Mateo (Mt 21,23-27).
Unos judíos, en nombre de la autoridad que ostentan, vienen a desafiar a Jesús. Y Jesús, con una pregunta sobre Juan Bautista echa por tierra su pretendida autoridad: "¿El bautismo de Juan, ¿de dónde era?, ¿del cielo o de la los hombres?"
Gracias, Señor Jesús, porque somos templo de tu Espíritu y este templo no se puede destruir porque es la casa de Dios.
Te damos gracias, Espíritu Santo, por la fe. Gracias por el amor que has puesto en nuestro corazón.
¡Qué grande eres, Señor Dios Trino y Uno! Bendito y alabado seas, Señor.
LIBROS DE FRANCISCO BAENA CALVO EN BUBOK