INTRODUCCIÓN AL BLOG
Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
En aquel tiempo, pasando Jesús junto al lago de
Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su
hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les
dijo: «Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.»
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a
Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús
los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.
Hoy la Iglesia celebra la fiesta de San Andrés Apóstol. San Andrés nació en Betsaida, población de Galilea, situada a orillas del lago Genesaret.
Era hijo del pescador Jonás y hermano de Simón Pedro.
Andrés tiene el honor de haber sido el primer discípulo que tuvo Jesús, junto con San Juan el evangelista.
La tradición coloca su martirio en el 30 de noviembre del año 63, bajo el imperio cruel de Nerón.
En el Evangelio de esta Fiesta de San Andrés Apóstol leemos el Evangelio de San Mateo (Mt 4,18-22).
El evangelio nos habla del llamamiento de los cuatro primeros discípulos. Jesús pasea junto al lago de Galilea e invita a dos hermanos, Simón y Andrés, que eran pescadores, a seguir. Ellos inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Poco después, vio a los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y también los llamó.
Dirijámonos a Dios con esta conocida y preciosa canción "Pescador de hombres": Señor, me has mirado a los ojos, sonriendo has dicho mi nombre, en la arena he dejado mi barca, junto a ti buscaré otro mar. Tú has venido a la orilla, no has buscado ni a sabios ni a ricos, tan sólo quieres que yo te siga. Amén.
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