Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
171Dijo, pues, a sus discípulos: «Es
imposible que no haya escándalos; pero ¡ay de quien los provoca! 2Al que escandaliza a uno de estos
pequeños, más le valdría que le ataran al cuello una piedra de molino y lo
arrojasen al mar. 3Tened
cuidado. Si tu hermano te ofende, repréndelo, y si se arrepiente,
perdónalo; 4si
te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: “Me
arrepiento”, lo perdonarás». 5Los apóstoles le dijeron al Señor: «Auméntanos
la fe». 6El
Señor dijo: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera:
“Arráncate de raíz y plántate en el mar”, y os obedecería.
Celebramos el Lunes de la Trigésima segunda Semana del Tiempo Ordinario.
Cuando parezca que tu vida se hace añicos y el huracán del vacío se apodere de tu interior, ... entonces descubre que tu existencia debe de anclarse en la búsqueda de un sentido global con dos alas invisibles, la razón y la fe, y te eleven más allá de ti mismo.
En el Evangelio de este Lunes de la Trigésima Segunda Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Lucas (Lc 17,1-4).
Jesús instruye a sus discípulos sobre las relaciones fraternas entre ellos, sin ocultar que pueden existir aspectos problemáticos.
Llama la atención sobre los escándalos: ¡Ay de aquellos que arrastran a otros al mal!
También recomienda que cuando haya ofensas hay que tener la valentía de la corrección fraterna para que el ofendido se abra siempre al perdón.
Ante estas actitudes nada fáciles, los Apóstoles piden un aumento de fe, una fuerza poderosa capaz de romper las leyes de la naturaleza.
¡Señor mío, purifica mi mente, limpia mi lengua, sana mis sentimientos y hazme tuyo!
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