Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
10Un
sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga. 11Había
una mujer que desde hacía dieciocho años estaba enferma por causa de un
espíritu, y estaba encorvada, sin poderse enderezar de ningún modo. 12Al
verla, Jesús la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad». 13Le
impuso las manos, y enseguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios. 14Pero
el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, se puso
a decir a la gente: «Hay seis días para trabajar; venid, pues, a que os curen
en esos días y no en sábado». 15Pero
el Señor le respondió y dijo: «Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata
en sábado su buey o su burro del pesebre, y los lleva a abrevar? 16Y
a esta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años,
¿no era necesario soltarla de tal ligadura en día de sábado?». 17Al decir estas
palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba por
todas las maravillas que hacía.
Celebramos el Lunes de la Trigésimo Semana del Tiempo Ordinario.
La persona cristiana sabe bien de quien se ha fiado y sabe que su misión principal es hacer posible el “Proyecto del Reino de Dios”, es decir, colaborar con el proyecto de felicidad y de salvación que Dios tiene para el mundo y para la humanidad.
En el Evangelio de este Lunes de la XXX Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Lucas (Lc 13,10-17).
Jesús cura a una mujer que padecía una enfermedad desde hacía dieciocho años y andaba encorvada. Pero en vez de glorificar a Dios por este milagro, el jefe de la sinagoga se indigna porque había curado en sábado.
Jesús restituye la plenitud de la salud y elimina el estigma de la enfermedad (que para muchos en su tiempo era indicación de un castigo divino), defiende la aceptación social de la persona, y le da la certeza de pertenecer al pueblo de Dios. Además, establece que el amor y el hacer el bien son superiores a toda la ley.
“Recibe, Señor, nuestros miedos y transfórmalos en confianza. Recibe, Señor, nuestro sufrimiento y transfórmalo en crecimiento. Recibe, Señor, nuestro silencio y transfórmalo en adoración...
ESPECIAL: FIRMES Y SEGUROS EN JESUCRISTO.
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