INTRODUCCIÓN AL BLOG
Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
17Los setenta y dos volvieron con alegría diciendo: «Señor, hasta los
demonios se nos someten en tu nombre». 18Él les dijo: «Estaba viendo a Satanás caer del cielo como un rayo. 19Mirad: os he dado el poder de pisotear serpientes y escorpiones y todo
poder del enemigo, y nada os hará daño alguno. 20Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad
alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo». 21En aquella hora, se llenó de alegría en el Espíritu Santo y dijo: «Te doy
gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas
cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre,
porque así te ha parecido bien. 22Todo me ha sido entregado por
mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre
sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar». 23Y, volviéndose a sus
discípulos, les dijo aparte: «¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros
veis! 24Porque os digo que muchos
profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo
que vosotros oís, y no lo oyeron».
Celebramos el Sábado de la Vigésimo Sexta Semana del Tiempo Ordinario, y la Iglesia celebra hoy el día de San Francisco de Borja y Aragón.
Hijo de Juan de Borja y Enríquez de Luna, III Duque de Gandía y Juana de Aragón y Gurrea, hija del Virrey de Aragón. Era IV Duque de Gandía y marqués de Lombay, Grande de España y Virrey de Cataluña. Llegó a ser el III General de la Compañía de Jesús. Murió la noche del 30 de septiembre al 1 de octubre del 1572.
En el Evangelio de este Sábado de la XXVI Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Lucas (Lc 10,17-24).
Los setenta y dos discípulos vuelven entusiasmados de la misión y Jesús les recuerda que deben alegrarse “de que sus nombres estén escritos en los cielos”. Y da gracias al Padre su manera de obrar: “Yo te bendigo, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las revelado a los pequeños”.
Pidamos a Dios, por intercesión de San Francisco de Borja, que seamos mensajeros de paz y tengamos un corazón pacificado. Amén.
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