Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
60Muchos de sus discípulos, al oírlo, dijeron: «Este modo de
hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?». 61Sabiendo Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo:
«¿Esto os escandaliza?, 62¿y si vierais al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? 63El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve para nada.
Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. 64Y, con todo, hay algunos de entre vosotros que no creen».
Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a
entregar. 65Y dijo: «Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si el
Padre no se lo concede». 66Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no
volvieron a ir con él. 67Entonces Jesús les dijo a los Doce: «¿También vosotros
queréis marcharos?». 68Simón Pedro le contestó: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú
tienes palabras de vida eterna; 69nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios».
Celebramos el III Sábado de Pascua.
Miramos en el Mes de Mayo, con especial interés y devoción, a la Virgen María.
Ella sobresale entre todas las mujeres y es la "parte mayor, la parte mejor, la parte principal y más selecta" de la Iglesia.
En el Evangelio de este III Sábado de Pascua, continuamos leyendo el capítulo 6 de San Juan.
Después del discurso del Pan de vida, reconociendo que muchos se han marchado, Jesús le plantea a los apóstoles una cuestión de confianza: ¿También vosotros queréis marcharos? Pedro le responde: Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios (Jn 6,60-69).
Supliquemos la venida del Espíritu Santo con esta oración de San Agustín: “ Respira en mi, Oh Espíritu Santo, para que mis pensamientos puedan ser todos santos. Actúa en mí, Oh Espíritu Santo, para que mi trabajo, también pueda ser santo... Guárdame, pues, Oh Espíritu Santo, para que yo siempre pueda ser santo". Amén.
LA IMPORTANCIA DE LA PALABRA DE DIOS.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
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